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Hábitos de lectura en niños de 0 a 3 años

23-10-2012

  Consejos para aficionar a los bebés a la lectura 

 

 

Parece mentira que a un niño de 1, 2 o 3 años le guste la lectura. Pero; es posible. Un bebé de estas edades puede disfrutar con la lectura y aficionarse a leer,  y hasta tomar un apego exagerado a un cuento concreto y pedirlo una vez y otra vez, para desesperación del adulto.

Para crear hábitos de lectura en niños de 0 a 3 años, hay que repetir el acto de leer: sólo con la repetición se logra la costumbre o hábito. Lo mismo que, a fuerza de intentarlo un día tras otro, llegará el momento en que él o ella solitos sostengan la cuchara y se lleven el puré a la boca. ¡Qué logro! 

 La presencia del adulto es imprescindible: él pone la voz y los matices a la historia que contiene el cuento o la revista.

Además, es un estratega: para conseguir que la lectura sea una actividad atractiva para él, también hay que buscar las condiciones óptimas. A saber:

1. Buscar un buen momento en el día, en el que el niño esté tranquilo y no absorto en otras cosas y el adulto tenga un ratito para consagrarse a él en exclusiva sin, por ejemplo, tener que hacer algo en la cocina o atender el teléfono.

2. Crear un ambiente de distensión, pausado. Las actitudes físicas son importantes: sentarse a su lado o sentarlo sobre

las rodillas, rodearlo con nuestros brazos sin agobiarlo y abrir pausadamente un libro o una revista. 

3. No vale cualquier libro por caro que sea o por prestigioso que sea su autor y su ilustrador. Desde muy pequeños,

los niños pueden mostrar preferencias: los animales, los aviones, las casas, las imágenes de otros niños con los que se

siente identificado o que le hacen gracia. Hay que atender sus gustos incipientes sin por ello limitar sus posibilidades

de abrirse a otros asuntos.

4. Respetar su limitada capacidad de atención y su necesidad de movimiento: si se levanta y se aleja cuando

estamos en lo mejor de la historia, no debemos desanimarnos. Sus razones tendrán. Habrá que intentarlo otro día,

sin obsesionarse. Y también podemos hacer una prueba: seguir leyendo en voz alta y modulada, aunque él ya parezca

entretenido en jugar con su muñeco preferido. Quién sabe, tal vez siga escuchándonos.

5. Mostrar interés por lo que le estamos leyendo o enseñando. El niño, incluso tan pequeño, es muy sensible a la atención de sus padres. Si ellos muestran interés por algo, él tenderá a mostrar interés también.

6. Sacar a escena el niño que llevamos dentro, el actor o la actriz capaz de cautivar a su público. El niño disfrutará y el adulto se sentirá enormemente recompensado.

 

Fuente: Guiainfantil