Cerrar Ventana

La importancia de estar bien nosotras mismas

28-08-2012

Esto es algo de lo que hemos hablado poco aquí, pero que a mi parecer es muy importante. Nos enseñan desde niñas que ser madre es sacrificado, que tenemos que poner a los demás por delante de nosotros - sobre todo a nuestros hijos - y no digo lo contrario, sólo quiero recalcar hoy la importancia de estar bien nosotras mismas. De nutrirnos, de recargarnos, de estar plenas, porque un ser que no está lleno, que ha llegado al límite de su comodidad física, de sus recursos emocionales, de su bienestar en general, es un ser que poco tiene que dar, que tal vez igualmente lo haga, pero que será mucho más duro.


No me malinterpreten, no hablo de descuidar a nuestros hijos, sino de 
buscar un momento también para nosotras, para nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra pareja. No tiene por qué ser un momento sin nuestros hijos, pero sí un momento dedicado a recargar las pilas, expresamente.

Cada una de nosotras tenía, estoy segura, algún 
ritual antes de ser madre, una pequeña cosa, un instante - breve, o tal vez unas horas - en las que te sentías absolutamente genial, en el que el mundo se diluía y sólo existía tu bienestar. La maternidad, si bien nos da muchísimas nuevas satisfacciones y requiere de toda nuestra atención, a mi parecer, también requiere que nos sintamos cansadas.

Tendemos a cuidar mucho el yo-madre, y a dejar en segundo plano el yo-mujer, y de eso quiero hablarles hoy, de esas pequeñas cosas - tal vez incluso parezcan tonterías - pero que nos hacen sentir bien.

¿Y qué pasa cuando nos sentimos bien? Pues afrontamos mucho mejor el mundo, los retos, somos más pacientes con nuestros hijos, nos resbalan las cosas de menor importancia.  Y pasa lo contrario, cuando no dejamos tiempo para nosotras,  reaccionamos de manera indeseada - frente a situaciones que de otra manera tomaríamos de manera tranquila , como por ejemplo las rabietas y berrinches de nuestros hijos, por el simple cansancio, por sentirnos desbordados, o por tener el vaso casi lleno, siendo la pataleta, la gota que derrama nuestro vaso.

¿Y qué podemos hacer para recargarnos? Pues muchas cosas, si antes disfrutabas de sentarte en el césped, al sol, a leer un libro, tal vez puedas hacerlo también con tu bebé, coincidiendo con la hora de la siesta y que duerma encima de una manta a tu lado, o en tu regazo, mientras tú te embebes de un rato de silencio en la naturaleza.

Tal vez antes tenías la costumbre de ir a la peluquería a arreglarte el cabello, o las uñas, y eso te hacía sentir estupendamente. Si ahora no lo logras hacer por economía, o porque no quieras, o no puedas dejar a tu bebé un rato para hacerlo, puedes quedarte despierta una media horita más en la noche, y darte un cariñito tú misma :)

Puede que acostumbraras ir al gimnasio y ahora no lo logres, pero no es razón para descuidarte, con un poco de organización, puedes dedicar un ratito en la noche, o incluso en las mañanas para hacer yoga con tu bebé, o algunos estiramientos suaves que te mantengan en forma.


Si antes te  dabas masaje, tal vez puedas acordar con papá, que te acompañé con el bebé y aguarden
  afuera el ratito que dure el masaje y consentirte un poco. O tal vez luego de dormir al peque puedan intercambiar masajes tú y tu pareja =)

Simplemente hay que ser creativos y recordar que para nutrir, tenemos que darnos gustos también, nosotras mismas - y saber pedir ayuda cuando la necesitamos.